En el año 2012, fue víctima de un atentado provocado por los Talibanes. Recibió varios disparos en el cráneo y el cuello, por el simple hecho de subir a un autobús e ir a la escuela a estudiar.
Afortunadamente Malala, fue rápidamente intervenida quirúrgicamente, y se salvó. Este hecho tuvo una repercusión muy fuerte internacionalmente y recibió el apoyo de Barak Obama, Hillary Clinton, o Madonna entre otros. Actualmente Malala está recuperada y ha recibido entre otros premios, en 2011 el Premio Nacional por la Paz, por su defensa de la educación de las niñas en Pakistan. Un país en el que sabemos que los derechos de las niñas y de las mujeres son de hecho inexistentes. A la edad de Malala, las adolescentes no tienen derecho a la educación, sino que están destinadas a aceptar un matrimonio concertado y a criar a sus hijos. Por otro lado, hoy en día, muchas en estos países islámicos, aún se les práctica ablación, otro hecho que personalmente considero inhumano y criminal, que no quería dejar de mencionarlo. Por esos siento profunda admiración por Malala, una persona que a su edad lucha por sus derechos básicos como personas. Esta adolescente, de más o menos nuestra edad, me ha hecho reflexionar sobre la importancia que tiene la educación en nuestra sociedad y nuestra cultura, un derecho que aquí, considerada por unos o por otros, mejor o peor, pero tenemos derecho a ella. Me parece totalmente escandaloso y condenable como en el siglo que estamos en este mundo aún sigan pasando cosas así sin ponerles remedio y que a estos antisistemas no se les pare los pies, pero claro el hecho de utilizar las armas por tal de defender o imponer tus ideales hace mucho.
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